Una sesión de cata de cerveza es similar a una cata de vino, en cuanto a que los participantes aprenden a valorar el color, aroma y sabor de las distintas cervezas, pero también son importantes la temperatura a la que se sirve y el lugar. Unas reglas básicas ayudarán a apreciar todas sus características.
Temperatura de servicio: La cerveza siempre debe servirse a la temperatura adecuada. Aquí, la regla general es que las cervezas más ligeras, como lager, pils o cerveza de trigo, deben estar a unos entre 5º C y 8° C y es mejor servirlas directamente de la nevera. Las cervezas más fuertes, como las doppelbock o las imperiales, con más del 8 por ciento de contenido de alcohol, deben servirse entre 10° C y 13° C. En cualquier caso, si no es posible servirla a la temperatura adecuada, siempre será mejor servirla de la nevera a menor temperatura y calentarla rodeando la copa con las manos.
Ubicación: Presta atención al lugar en el que se realiza la cata de cerveza. No debe haber olores molestos en los alrededores, para evitar irritar el sentido del olfato y el gusto de los participantes. No se debe permitir fumar entre pausas, para que los participantes puedan disfrutar de todos los aromas de la cerveza en su estado original.
Selección de cervezas: para principiantes, restringe en tu elección a un máximo de seis cervezas o marcas diferentes. Más de este número corres el riesgo de sobrecargar las papilas gustativas inexpertas.
Secuencia de degustación: El orden en el que se sirven las cervezas es fundamental para que los participantes puedan percibir los aromas. Las cervezas más ligeras deben ser las primeras, y luego puedes pasar a las cervezas con un mayor contenido de alcohol.
Vasos y copas: asegúrate de usar las copas adecuadas, no jarras de cerveza. Las copas de catas especiales son óptimas, en las que los aromas pueden desarrollarse mejor. Una buena alternativa son las clásicas copas de vino tinto.
Percepción: enciende todos tus sentidos. Primero, el ojo juzga la calidad, luego los aromas se perciben a través del sentido del olfato y solo entonces se prueba la cerveza en pequeños sorbos. Se debe permitir que la cerveza fluya sobre la lengua para que todas las papilas gustativas puedan detectar los diferentes sabores.
Resetear: después de cada cata, neutraliza el sabor tomando un sorbo de agua sin gas y un poco de pan blanco. La nariz y el paladar estarán preparados para continuar con la siguiente cerveza.